Una cápsula del tiempo que se remonta al 2000

 
Imagínese que es el año 2000. El mundo está celebrando un nuevo milenio.

Hemos sobrevivido al efecto Y2K, también conocida como falla del milenio; otra conspiración del “fin de la humanidad” pasa de largo … ¡Uf!

Portada de libros, periódicos y revistas de finales de la década de 1990
Los programas de telerrealidad acaban de llegar a las pantallas de televisión. Gran Hermano tiene al mundo pegado a la pantalla con una nueva adicción: observar los detalles y el drama de la vida diaria de otras personas. Ya no peleamos por el teléfono fijo familiar: los teléfonos celulares son cada vez mas accesibles y no son los ladrillos que solían ser; ¡Ahora caben en tu bolsillo! Se lanza la PlayStation 2; los video juegos son cada vez mas populares. Napster está a punto de llegar, haciendo que la música digital sea ampliamente disponible de forma gratuita. Se lanza el iPod; le decimos adiós al fiel discman. Se establece un récord histórico de transmisión de televisión, cuando 3,7 mil millones de personas sintonizan los Juegos Olímpicos de verano en Sídney.

Se siente como si el mundo se hubiera abierto de par en par y convertido en un reino ilimitado de posibilidades. Somos un mundo conectado. La información llega a raudales; nuestras listas de deseos se agrandan. El planeta nunca ha sido más pequeño; nuestras opciones nunca han sido más amplias.

Con esta sensación de posibilidades ilimitadas, veamos algunas de las tendencias claves de la época que se desarrollaran a nivel mundial.

Durante los siguientes 20 años:

– Los viajes internacionales por placer aumentan el doble.
– La esperanza de vida aumenta en 5,2 años.
– Los seres humanos pierden alrededor de cuatro a cinco horas diarias en las redes sociales y el entretenimiento digital.
– Las tasas de obesidad se duplican.
– La depresión y la ansiedad se disparan, afectando a uno de cada 10 adultos en todo el mundo y provocando un millón de muertes por suicidio cada año
– 19 de los 20 años más cálidos ocurrirán en la tierra (con la excepción de 1998)

La población mundial aumenta un 30% (de 6.100 millones a 7.800 millones de personas).

El número de leones en estado salvaje se reducen a la mitad entre 2000 y 2020.

En 40 años, las poblaciones silvestres de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces se reducen en un 68%.

¿Qué diablos nos pasó?

¿Cómo pueden pasar tantas cosas tan rápido? Vivimos más tiempo, pero estamos más tristes y más ansiosos. Hemos logrado avances asombrosos en la medicina, pero estamos crónicamente más enfermos. Los avances tecnológicos han creado una cultura de conveniencia y comodidad, pero tenemos cada vez menos tiempo en el día para realizar actividades sociales normales. ¿Qué diablos nos pasó? ¿Y qué nos espera en los próximos 20 años?

¿Somos demasiados?

Es fácil señalar con el dedo acusador del desastre ambiental a las poblaciones crecientes de los países más pobres del mundo. “Hay demasiada gente y no hay suficiente espacio”, decimos. Pero ¿deberíamos atribuir la preocupante situación ecológica únicamente a la expansión de la actividad agrícola en las selvas tropicales, al comercio de carne de animales silvestres y la creciente presión sobre la tierra para que mas personas puedan vivir en ella? Sí, todas estas cuestiones son motivo de gran preocupación, pero, como se mencionó en un boletín anterior (hipervínculo a “En guerra con todos”), el impacto ambiental de las naciones más ricas supera en gran medida el de las naciones pobres. Hoy, un niño nacido en los Estados Unidos producirá 160 veces más emisiones de carbono que uno nacido en Nigeria, África (fuente, Population Matters).

Recientemente ha habido mucho “pánico poblacional” en el discurso público y las redes sociales. Debemos tener cuidado y no simplificar demasiado estos temas tan abrumadores. Como suele decir Kevin, “el diablo está en los detalles y en los matices”. Pequeños ajustes pueden tener consecuencias importantes. Por ejemplo, de manera global, la investigación muestra que cuanto mayor es el nivel de educación de una mujer, mayor es la probabilidad de que esta tenga menos hijos. Eso significa que si la crisis ambiental es un problema de población y el problema de población es un problema de empoderamiento femenino, entonces el problema ambiental es un problema de empoderamiento femenino. Desparasitar a un estudiante en África reduce el ausentismo en las escuelas en un sorprendente 25% [Fuente: Laboratorio de Acción contra la Pobreza].
Aún más fascinante, un estudio de la Universidad de Harvard en Tanzania mostró que las estudiantes que recibieron cápsulas de aceite yodado (sal), obtuvieron mejores resultados en la escuela y mostraron menos probabilidades de quedarse de curso. Cada año que una niña permanece en la escuela se reduce el número de hijos que esta probablemente tendrá.

Si prestas atención y relacionas todos los temas, desde problemas de población, problemas de hábitat, educación de las mujeres, ausentismo en las escuelas y sal en la dieta de los escolares, te darás cuenta de que hemos caído en lo que se llama en ingles, the proverbial wormhole. Esta en una teoría filosófica que se desprende de la teoría del agujero del gusano de Einstein. La teoría “the proverbial wormhole” sostiene que lo que creemos como soluciones a los problemas del mundo pueden en realidad no serlo, y estar a años luz de formas realmente efectivas para combatir el cambio climático.

Se pueden encontrar muchas respuestas en esta teoría.

¿Hacia donde vamos con esta teoría y los distintos matices?

El problema con los matices es que estos pueden ser aburridos y darnos respuestas complejas. Preferimos saber qué y a quién culpar por los males de las últimas dos décadas, que examinar las diversas y complejas variantes de factores que nos han traído hasta aquí.

Con el drama que se desarrollo en 2020 con la pandemia de Covid-19 y los ojos del mundo pegados a las elecciones presidenciales de EE. UU., parece, ahora más que nunca, que hay una pelea a gritos entre las perspectivas simplificadas y polarizadas. La izquierda contra la derecha, los Covid-19 cautelosos contra los negacionistas. Nos encasillamos los unos a los otros como “socialistas radicales”, “seguidores ciegos” e “intolerantes”. Somos NOSOTROS contra ELLOS. Estamos más que nunca ansiosos, divididos… buscamos desesperadamente una explicación simple.

En la Fundación a menudo nos sentimos desbordados por las crisis que enfrenta nuestra naturaleza. Amamos a los leones y queremos que existan. Deseamos tener una respuesta simple y poder culpar a un solo enemigo… sí, esto es tentador. Pero creemos firmemente en la teoría “the proverbial wormhole” y de los matices

es un viaje que debe emprenderse para avanzar en la preservación de los hábitats naturales y la vida silvestre. No podemos amar la vida silvestre, pero ignorar los problemas humanos. No podemos culpar únicamente al cazador o al cazador furtivo. No podemos rescatar y albergar a todos los leones en cautiverio. Sabemos que no tenemos las respuestas, pero sabemos que necesitamos ver este mundo como a la suma de todas sus partes complejas.

¿De qué lado estamos?

Este articulo ha sido un poco como la teoría “the proverbial wormhole” y los diversos matices, por lo que, si estás leyendo hasta aquí, queremos darte las gracias por meterte en el agujero del gusano con nosotros. En conclusión, queremos que nuestros seguidores comprendan que no queremos elegir un bando u otro. No queremos permitir que la política y las opiniones nos cieguen ante soluciones viables que puedan ayudar a la causa general de los leones. A menudo hablamos de cómo todo en la naturaleza está interconectado. Creemos que los humanos también están interconectados. Vemos la separación de los seres humanos con la naturaleza, y los seres humanos unos de otros, como probablemente una de las mayores aflicciones de nuestro tiempo.

Los últimos 20 años han sido testigos de cambios radicales. Este cambio nos ha conectado a través de los viajes y la tecnología, pero también nos ha distanciado radicalmente en cuestiones económicas, sociales y morales. No creemos que la gente deba compartir las mismas creencias políticas para estar de acuerdo en que nuestra tierra está en peligro, y para entenderque debemos hacer algo para detenerla.

Nuestras decisiones como consumidores son importantes. Lo que nos decimos los unos a los otros en línea es importante. Ser amable el uno con el otro es importante. La cooperación y la empatía son importantes. Cómo votamos importa. Reflexionar sobre los últimos 20 años y tener esperanza en el futuro es importante. Por eso en los próximos meses vamos a lanzar una campaña en la que te pediremos que hagas algo importante. Esperamos que estés atento a nuestras novedades y te unas a nuestra campaña.